14 may 2010

Si prestas atención a tu corazón constatas que te mueve la búsqueda de la alegría. Quieres "sentirte bien", "contento".
Así como es natural y sano que sientas apetito, para que ingieras el alimento necesario para tu salud corporal, es sano y natural el deseo de sentirse bien espiritualmente, contento.
Y también es propio del corazón humano el querer que esa alegría sea completa, perfecta y que dure para siempre, porque el solo pensar que se puede terminar ya la empaña o la anula, a esa alegría perfecta la llamamos felicidad. Soñamos con ella. Podemos esperarla para después de la muerte, pero nunca se alcanza a tiempo, porque aquí siempre hay algo que la enturbia, siempre hay alguna nube que cubre parte del cielo, siempre hay alguna pena, algún dolor, en medio de las mayores alegrías.

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